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Modificación del esquema de vacunación contra la poliomielitis
La poliomielitis es una enfermedad infecciosa viral que causa invalidez y que afecta sobre todo a los menores de 5 años. Puede producir afectación del sistema nervioso, causar parálisis y hasta ocasionar la muerte.
Las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación, informaron que a partir del 1º de junio de 2020 se modificó el esquema de vacunación contra esta enfermedad para todos los niños del país.
A partir de esa fecha, se pasa de un esquema combinado de vacuna Sabin y Salk, a un esquema completo de Salk.
Por lo tanto, se modifica el Calendario Nacional de Vacunación con la incorporación de la vacuna antipoliomielítica inactivada Salk que estaba solo para los lactantes (2-4-6 m), indicándose un único refuerzo al ingreso escolar.
Se reemplaza de esta manera la vacuna antipoliomielítica oral bivalente (bOPV), más conocida como Sabin, por la Salk entre los 5 y 6 años.
La vacuna bOPV -Sabin oral- fue esencial en la lucha contra esta enfermedad y permitió que en nuestro país no se registren casos de polio virus salvaje desde 1984 y hasta el momento, en el mundo, 3 países se consideran endémicos y sólo 2 (Afganistán y Pakistán) presentan casos de poliomielitis por poliovirus salvajes.
En la fase final para la erradicación de esta enfermedad, es necesario que los países reemplacen progresivamente la bOPV por IPV en los esquemas de vacunación para reducir los riesgos asociados al uso de la vacuna atenuada permitiendo mantener la inmunidad contra los 3 tipos de poliovirus (1, 2 y 3), mientras sea necesario continuar vacunando a la población en todo el mundo.
Se espera, en el futuro cercano, que la poliomielitis haya sido la segunda enfermedad en ser erradicada del mundo (después de la viruela) y luego de un tiempo prudencial (aún no definido), la vacunación antipoliomielítica pueda suspenderse.
Nuevo esquema de vacunación: El nuevo esquema de vacunación constará de 3 dosis y un refuerzo de IPV a los 2, 4 y 6 meses de edad y al ingreso escolar.
Meningococo ¿Qué vacunas disponemos?
¿Qué es el meningococo B?
El meningococo es una bacteria, causante de infecciones poco frecuentes pero muy graves, como meningitis y sepsis (infección de la sangre), que pueden dejar secuelas importantes e incluso conducir a la muerte en aproximadamente 1 de cada 10 casos. Vive durante temporadas en la nariz y la garganta de adolescentes y jóvenes sanos, sin producir daño; son los portadores asintomáticos.
Aunque este germen puede infectar a personas de cualquier edad, los casos son más frecuentes en niños pequeños y adolescentes. La infección por meningococo se puede tratar con antibióticos, pero a veces su avance es tan rápido que el tratamiento no resulta eficaz.
Incluso con tratamiento, la enfermedad meningocócica causará la muerte de 10 a 15 de cada 100 personas que la contraen. Aproximadamente entre 11 y 19 de cada 100 sobrevivientes tendrán discapacidades a largo plazo, como pérdida de extremidades, sordera, problemas del sistema nervioso o daño cerebral.
Las bacterias que causan esta infección se propagan de persona a persona cuando hay contacto cercano o prolongado con la saliva de alguien infectado, por ejemplo, por medio de un beso o la tos. Esta afección puede agravarse mucho, rápidamente.
En Argentina, se la considera una enfermedad endemoepidémica, englobada dentro del régimen legal de las enfermedades de notificación obligatoria, según la Ley Nacional 15465.
En los últimos años, se han notificado 170-300 casos.
Los niveles de vigilancia varían entre los países, lo que puede limitar las comparaciones directas de la incidencia de la enfermedad.
Presenta una tasa de incidencia de 0,44 a 0,75 casos/año que afectan, principalmente, a los niños menores de 5 años.
El mayor impacto se observa en la población infantil menor de un año (13,2 casos/100 000 habitantes), y el grupo de lactantes menor de 9 meses es el grupo etario más afectado (el 64 %).
A diferencia de lo que ocurre en otros países, en Argentina, no se observa un aumento de la incidencia en la población de adolescentes. El mayor impacto se observa en los menores de un año.
Si bien existen diferentes serogrupos de Nm circulantes a nivel mundial, los serogrupos B y W son los predominantes en Argentina, en los últimos años. Según datos del Servicio de Bacteriología Clínica INEI-ANLIS Dr. Carlos Mallbrán del Ministerio de Salud de la Nación, en el año 2017, el serogrupo B representó el 57 %; el W el 25,3 %; el C el 11,4%; el Y, el 6,3 %.
La vacunación es la mejor forma de prevenir esta enfermedad grave y de progresión muy rápida.
Hay dos tipos de vacuna: la antimeningocócica conjugada cuadrivalente y la antimeningocócica del serogrupo B.
La vacuna antimeningocócica conjugada cuadrivalente ayuda a proteger contra 4 cepas (serogrupos “A”, “C”, “W” y “Y”) de las bacterias que causan la enfermedad meningocócica.
La vacuna antimeningocócica del serogrupo B ayuda a proteger contra una cepa (serogrupo B) de las bacterias. No hay una vacuna antimeningocócica que ofrezca protección para todos los serogrupos.
Cuando alguien tiene meningitis meningocócica, las membranas protectoras que recubren el cerebro y la columna vertebral, conocidas como meninges, se infectan y se inflaman. Los síntomas de meningitis incluyen aparición repentina de fiebre, dolor de cabeza y rigidez del cuello.
A menudo hay síntomas adicionales, como los siguientes:
Los síntomas de la meningitis meningocócica pueden aparecer en el curso de horas o pasar varios días. Por lo general, se presentan de 3 a 7 días después de la exposición.
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