INFORMACIÓN IMPRESCINDIBLE PARA MINIMIZAR LOS POSIBLES RIESGOS DE LA ADMINISTRACIÓN DE UNA VACUNA
Las vacunas no están exentas de reacciones adversas. En su gran mayoría estas reacciones son leves, bien toleradas, aunque en raras ocasiones pueden producirse efectos de mayor gravedad. Es imprescindible conocer las contraindicaciones y las precauciones de las vacunas para minimizar los posibles riesgos de su administración.
Algunas de las reacciones adversas de las vacunas son tan raras que solo se aprecian después de una amplia utilización posterior a su aprobación. Por eso es del máximo interés el seguimiento de los efectos adversos post comercialización, que permiten completar el conocimiento sobre la seguridad de las vacunas.
Contraindicaciones:
La contraindicación es una condición del individuo que implica un riesgo aumentado de padecer una reacción adversa a la vacuna, por lo cual la vacuna no debe ser administrada. Se debe diferenciar las contraindicaciones permanentes de las temporales.
Contraindicaciones permanentes:
Las contraindicaciones permanentes, una vez presentado el episodio, nunca podrá administrarse la vacuna. Las más frecuentes son:
Una reacción alérgica anafiláctica a una dosis previa de una vacuna o cualquier otra vacuna que contenga dicho componente.
La presencia de una encefalopatía de etiología desconocida aparecida en los 7 días siguientes a la administración de una vacuna con componente frente a pertussis, contraindica la administración de dosis posteriores de vacunas que contengan dicho componente.
Contraindicaciones temporales:
Las contraindicaciones temporales, una vez pasada esa situación, permiten que el paciente vuelva a ser vacunado. Las más comunes son:
Situaciones como embarazo e inmunodepresión o inmunosupresión que contraindican temporalmente el uso de de vacunas víricas o bacterianas atenuadas.
Cualquier enfermedad moderada o grave, con o sin fiebre, es una contraindicación temporal para la administración de las vacunas, salvo situación de riesgo epidémico muy elevado.
Precauciones
En algunos casos, la administracion de una vacuna a una persona condiciona un mayor riego de reacción adversa, ya sea porque ha presentado con anterioridad un efecto no deseado supuestamente atribuido a la vacuna o por la condición clínica actual que no le permite obtener una respuesta post vacunación esperada.
En este tipo de individuos, debe valorarse el cociente riesgo/beneficio antes de decidir la administración de la vacuna en cuestión. En determinadas circunstancias en las que el beneficio es superior al riesgo (situación de epidemia), la vacuna puede administrarse.
Algunos ejemplos son:
Posterior a la administración de vacuna que contenga el componente pertussis: presencia de hipotonía-hiporespuesta, fiebre superior a 40,5°C, llanto persistente de 3 o más horas de duración en las 48 h posteriores a la aplicación de la vacuna. Presencia de convulsiones en las 72 horas post vacunación.
Trastorno neurológico progresivo, incluidos espasmos infantiles, epilepsia no controlada y encefalopatía progresiva. En estos casos se recomienda retrasar la vacunación hasta la estabilización del proceso.
Historia de síndrome de Guillain-Barré en las 6 semanas posteriores a la administración de una vacuna. En este caso deberá valorarse con precaución la conveniencia o no de administrar una dosis posterior de dicha vacuna.
Pacientes con enfermedades crónicas y/o inmunodepresión: la respuesta a la vacunación puede ser subóptima, por lo que las vacunas deben administrarse atendiendo a este hecho.
Falsas contraindicaciones
Existe una larga lista de circunstancias consideradas contraindicaciones sin serlo. Por este motivo, es necesario conocerlas para evitar posibles pérdidas de oportunidades de vacunación.
Ejemplos de las más frecuentes:
Enfermedad/infección aguda leve con fiebre menor a 38 °C o sin fiebre.
Historia familiar de efectos adversos tras las vacunas.
Antecedentes de convulsiones.
Tratamiento con antibióticos y/o fase de convalecencia de una enfermedad leve (excepción vacuna anti tifoidea oral y antibióticos).
Tratamiento con corticoides tópicos o inhalados.
Antecedentes de asma, eccema o atopia.
Prematuridad (la pauta de vacunación deberá adaptarse a las particularidades de cada caso).
Lactancia materna (tanto en lo que se refiere a la madre como al lactante), salvo en el caso de la vacunación materna contra la fiebre amarilla y precaución en el caso de la vacunación maternal frente a la varicela.
Contacto domiciliario con personas inmunodeficientes (con la excepción de la vacuna antipoliomielítica oral).
Reacciones leves a dosis previas de DPT o historia familiar de muerte súbita en el contexto de la vacunación DPT.
Historia familiar de convulsiones con DPT o SRP.
Intervalos mínimos entre dosis
Cuando el intervalo mínimo entre dosis de una misma vacuna no es respetado, la dosis aplicada en segundo término no se considera válida, debido a que la respuesta puede estar disminuida. Sin embargo, si la dosis hubiera sido aplicada dentro de los 4 días anteriores al intervalo mínimo recomendado, la diferencia de tiempo no es significativa.
En el caso que se aplicará 5 o más días antes de lo recomendado, se debe repetir teniendo en cuenta para revacunar el intervalo mínimo necesario con respecto a la dosis considerada no efectiva.
Vía y lugar de aplicación de vacuna
Generalidades
Comprobar que el producto esté en buenas condiciones (aspecto físico, color) y fecha de vencimiento.
Si la vacuna está contenida en un vial, retirar la cubierta metálica y limpiar el tapón de goma con un antiséptico, habitualmente, alcohol al 70º.
Si contiene un vial con polvo liofilizado, introducir el diluyente o la vacuna líquida (vacunas combinadas) en el vial con el principio activo.
En ningún caso se guardará el vial con la aguja puesta, para extraer otra dosis, esta práctica ocasiona contaminación de la vacuna.
Agitar suavemente la vacuna para garantizar su disolución.
Extraer la dosis correspondiente.
Verificar dosis, vía de administración.
No se debe:
Mezclar distintas vacunas en la misma jeringa (salvo las vacunas combinadas que son fabricadas y suministradas de esta forma).
No mezclar anestésicos tópicos con las vacunas.
Utilizar disolvente que no sean provisto por el fabricante para cada vacuna, (no añadir agua estéril) o suero salino fisiológico).
Técnicas de inyección
Comprobar que la zona a aplicar la vacuna esté sana, limpieza con algodón y agua destilada o suero fisiológico.
No se considera necesario hacer un aspirado previo a la inyección (ya que los vasos en los lugares recomendados no son del tamaño suficiente como para introducir la aguja en ellos), pero si se hace y se comprueba contenido hemático, debe retirarse y repetir la inyección.
La vía intradérmica es la más inmunogénica, seguida de la subcutánea y de la muscular.
Intramuscular (IM)
El músculo en la que se va a inyectar debe estar relajado.
La aguja debe ingresar por la piel con un ángulo de 90º.
La elección de la longitud de la aguja es en relación con la edad y lugar anatómico utilizado para realizar la aplicación.
Utilizar agujas con longitud inadecuada se corre el riesgo de administrar el producto a nivel subcutáneo, lo cual incrementa el riesgo de efectos adversos locales (más dolor, más reactogenicidad) o de lesionar estructuras neurovasculares.
Para asegurar una óptima inmunogenicidad en la administracion por vía IM se deberá disponerse de diferentes agujas (longitud y calibre ) que permitan seleccionar la adecuado para cada paciente. Subcutánea (SC):
La aguja debe ingresar a la piel con un ángulo de 45º.
La vacuna a aplicar por esta vía no debe contener como adyuvante hidróxido o fosfato de aluminio porque puede provocar reacción local, inflamación, formación de granulomas y necrosis
Para una correcta aplicación se debe insertar la aguja en el pliegue producido al pellizcar con los dedos la piel y el tejido celular subcutáneo.
Intradérmica (ID):
La aguja debe ingresar a la piel con un ángulo de 15º
La aguja a utilizar debe ser de 13mm (27G)
Insertar aguja con bisel hacia arriba, una vez vencida la resistencia de la epidermis y dermis, introducir la aguja hasta tapar el orificio del bisel, que debe verse a través de la piel, e inyectar el inmunobiológico lentamente.
Para verificar que está correctamente aplicada debe aparecer una pápulo que desaparecerá en 10 – 30 minutos.
La vacuna a aplicar por esta vía no debe contener como adyuvante hidróxido o fosfato de aluminio porque puede provocar reacción local, inflamación, formación de granulomas y necrosis.
Vía oral (VO):
Se debe tener la precaución cuando se utiliza el envase multidosis de vacuna Antipoliomielítica oral (OPV) de administrarla a una distancia prudencial como para no tocar la boca del niño. Si el niño regurgita o vomita hasta 15 minutos siguientes de recibir la vacuna OPV, se debe repetir la dosis. Si la segunda dosis no fuese retenida, se aplazará la administración hasta una próxima visita, sin contabilizarla como vacuna administrada